Por Fitzgerald Tejada Martínez
La designación que nombra al joven empresario y dirigente político, Adolfo Pérez, como nuevo director ejecutivo del Instituto Nacional de Bienestar Estudiantil (INABIE), mediante el decreto número 461-25, representa una demostración fehaciente de confianza por parte del presidente Luis Abinader, quien mueve uno de sus alfiles más valiosos —en el tablero gubernamental—, hacia una institución que luce bastante desmejorada, para atender un reclamo que desde hace algún tiempo vienen expresando amplios sectores de la población.
El INABIE, es un organismo descentralizado, creado en el marco de la Ley General de Educación 66-97, como una institución adscrita el Ministerio de Educación (MINERD), para asegurar el acceso y la permanencia de los progresos académicos de la clase estudiantil preuniversitaria del sistema público, mediante la estructuración de políticas de protección social que aseguren la cobertura de las necesidades básicas, tales como: servicios de transporte, nutrición, salud, uniformes y útiles escolares, entre otros.
Sin embargo, en casi 25 años de fundado, el INABIE, ha tenido que lidiar con múltiples escándalos que van desde intoxicaciones de estudiantes, retrasos de pago a suplidores, hasta cuestionadas licitaciones: razones suficientes que imposibilitaron el cumplimiento de los objetivos para los cuales fue concebido en procura del bienestar de la clase estudiantil.
En este sentido, la designación de Adolfo Pérez —en medio de tantos escarceos y ambigüedades—, significa una importante apuesta por parte del presidente Luis Abinader, para reencausar la misión del INABIE, por los senderos de la eficiencia administrativa, la transparencia institucional y el compromiso social.
El nombramiento de Adolfo Pérez, nos invita para que miremos hacia el futuro de la educación en nuestro país, con optimismo, poniendo toda nuestra fe y confianza, en manos de Dios, quien habrá de conducir su gestión, por el camino correcto, convirtiéndolo en sinónimo de buenas prácticas, éticas y compromisarias con el anhelo del estudiantado nacional.
Fitzgerald Tejada M.
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