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Amarrados a la decadencia

Por Narciso Isa Conde

EEUU y el sistema imperialista occidental, en el sistema mundo se asemejan a los grandes árboles cuando envejecen y comienzan a podrirse.

Arrimarse a un palo podrido es una mala apuesta. Esa es la actitud de Abinader y su gobierno. Pero no solo de él: todo el sistema político, la oligarquía, los jefes militares, están comprometidos con la nueva colonialidad. A ellos les ha ido bien a la sombra de esos árboles.

Pero se le están complicando las cosas. El árbol gringo y sus socios europeos se están pudriendo más rápido de lo previsto. Sin embargo, los agentes dominicanos de la dependencia han decidido correr la misma suerte: seguir arrimado o amarrado, de espalda al nuevo orden.

Esto obliga a fortalecer la lucha por desamarrar nuestra nación de ese imperio en decadencia, que sigue apropiándose de todo nuestro patrimonio. En la medida se debilita el poder imperialista, los gobiernos y sistemas lacayos, se tornan más vulnerables y se abren nuevas oportunidades para hacer más posible lo que parece imposible: desplazar el dominio imperial y el reino de la oligarquía.

No es, claro está, tarea fácil. Porque ese palo, de madera y cáscara dura, cuando se esté pudriendo, genera neofascismo, violencia diversa y paramilitarismo, como acontece aquí y en muchas partes del mundo.

Por todos los poros de la superestructura del capitalismo, desde su enorme poder electrónico, informático y digital acumulado -junto a sus formidables adelantos tecno científicos- brotan por inducción las ideologías del pasado que prometió conjurar y que ahora su decadencia agresiva lo induce a apelar a ellas para tratar de contrarrestar su erosionada estabilidad y tratar de reforzar su dominación a base de más violencia y pérfidos engaños.

Un clasismo opulento y cruel. Patriarcado en todas sus expresiones y por múltiples vías. Racismo rampante. Xenofobia. Fundamentalismos y oscurantismos religiosos. Despotismo y sobre explotación. Hambre y sed insaciable del agua, biodiversidad, energéticos, minerales de punta. La delincuencia se convierte en funcional a su ilimitado afán de lucro.

Todo se vale para apoderarse del oro, la plata, el cobalto, el titanio, el litio, el uranio, el boro, las tierras raras, el, opio… Golpes, invasiones, guerras, masacres, exterminios…Todo se vale para tratar de desplazar las potencias emergentes que ya erosionan su hegemonía mundial y para aplastar soberanías en África, Asia y Nuestra América; reforzando la nueva colonialidad.

De esas mezclas abigarradas surgen en las entrañas de las metrópolis capitalistas y maquinarias ideológicas los diversos fascismos, y de esos fascismos brota el paramilitarismo. Pero la avalancha liberadora contraria no cesa de avanzar.  

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